Vender una propiedad heredada puede ser un proceso complicado y emocionalmente agotador.
Involucra una serie de pasos legales y fiscales, además de la coordinación entre todos los herederos, lo cual puede generar conflictos.
Debido a la complejidad del proceso y para evitar errores costosos, lo más recomendable es contar con la ayuda de un agente inmobiliario especializado en la venta de propiedades heredadas que podrá guiarte en cada paso.
Asegúrate de aceptar formalmente la herencia. Necesitarás documentación como el certificado de defunción, el certificado de últimas voluntades y, si existe, el testamento. En caso de que no haya testamento, un notario determinará los herederos legales y se creará un acta de declaración de herederos.
Asegúrate de tener todos los documentos necesarios para la venta: nota simple del registro de la propiedad, certificado de eficiencia energética, cédula de habitabilidad, y el recibo del IBI pagado.
Gestiona el pago del Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones y la plusvalía municipal. Estos impuestos deben pagarse en los seis meses posteriores a la defunción.
Es habitual que tratándose de una herencia, el inmueble tenga varios años de antigüedad.
Considera hacer reparaciones menores y un lavado de cara. Pequeñas mejoras pueden aumentar considerablemente el atractivo de la propiedad para los compradores potenciales.
Investiga el mercado inmobiliario local para entender las tendencias actuales y el precio de propiedades similares. Esto te ayudará a posicionar tu propiedad de manera competitiva.
Evita poner un precio por encima del mercado, ya que esto puede ralentizar la venta y eventualmente llevar a una reducción drástica del precio.
Si hay desacuerdos entre los herederos, intenta resolverlos amistosamente. En caso de conflictos persistentes, puede ser necesario recurrir a mediación o soluciones legales como la extinción del condominio o la venta de la parte de la herencia a un tercero.